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Hígado Graso y Alimentación. Parte II

Higado Graso No Alcoholico

Anteriormente vimos que la obesidad causa un estado llamado Resistencia a la Insulina (RI). En estados normales el principal combustible del Hígado son los Ácidos Grasos Poliinsaturados de Cadena Larga (PUFA), pero bajo condiciones de obesidad y de RI, se produce aumento de secreción de insulina o hiperinsulinismo, que, a su vez, promueve la liberación de Ácidos Grasos Libres (AGL) en el resto del cuerpo, que se movilizan al Hígado. Y ¿qué hace el hígado con estos ácidos grasos libres? Crear grasa hepática, y esta grasa hepática produce más radicales libres de oxígeno (ROS), que son los que causan daño celular.

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En éstas condiciones, la capacidad del hígado para almacenar glucosa está comprometida, por lo tanto, el proceso normal de generación de glucosa (energía) a partir de la degradación del glucógeno (Glucogenólisis) no es efectivo, y el hígado se ve forzado a utilizar otras fuentes de energía, generar energía a partir de otros sustratos diferentes, como la proteína (Gluconeogénesis), pero, esta vía tiene consecuencias nutricionales obvias, la pérdida de la masa muscular, a su vez, destrucción de la masa muscular produce ácido úrico, que, por la vía de la aconitasa termina convirtiéndose en triglicéridos, produciendo más daño del hígado.

El blanco de éste daño celular es el organelo encargado de la respiración celular, La Mitocóndria, son los pulmones de las células, los ROS generados dañan las mitocondrias y hacen que las células hepáticas finalmente mueran y se remplacen por tejido fibroso.

Una de las maneras de prevenir el daño hepático, es mediante el ayuno intermitente, pero una vez la enfermedad se encuentra en fases avanzadas, la ingesta frecuente de alimentos durante el día y una ingesta de carbohidratos compuestos antes de acostarse, sería aconsejable.

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Fuente: https://enciclopediadebiologia.com/mitocondria/

Las proteínas de origen vegetal son importantes, especialmente aquellas que tengan aminoácidos de cadena ramificada (Leucina, Isoleucina y Valina), puesto que disminuyen la pérdida de tejido muscular. Preferiblemente que también tenga los aminoácidos Cisteína y Tirosina, que, aunque no son esenciales, la síntesis por parte del hepatocito se ve alterada en ésta enfermedad. Por el contrario, se deben evitar alimentos ricos en el aminoácido Glutamina (GMO), porque puede aumentar las concentraciones plasmáticas de amoníaco, que también se ve aumentado en ésta patología.

Desde el punto de vista de suplementación nutricional, todos los fitoterapéuticos que ayuden a mejorar la cadena de respiración celular, son benéficos para tratar los casos de hígado graso, ya que la respiración celular es el proceso metabólico más afectado en esta enfermedad.

El Ácido Alfa Lipóico es un suplemento, que actúa facilitando la conversión de Piruvato en Acetil CoA, un intermediario indispensable en la respiración celular; la Biotina es una vitamina que actúa como en la conversión de Acetil CoA en Malonil CoA, en la vía metabólica de las grasas, realizada por el Hígado, por lo tanto, es importante suplementar esta vitamina.

Los alimentos ricos en ácidos grasos de cadena media (AGCM) que se encuentran en el Aceite de Coco orgánico prensado en frío, son muy beneficiosos en ésta enfermedad, debido a que casi no requieren metabolismo hepático, pero deben evitarse en pacientes que ya tienen encefalopatía hepática. En éste mismo sentido, los Ácidos Grasos Poliinsaturados de Cadena Larga (PUFAS), son antiinflamatorios y pueden contribuir a la desinflamación del hígado y el Aceite de Oliva.

Lo peor que se puede consumir en caso de Hígado Graso son las Grasas Trans, que venden en supermercados, son una aberración industrial, son grasas vegetales que se han convertido artificialmente en grasas saturadas, para mejorar el sabor y duración en los estantes de los supermercados, pero con muchos efectos negativos sobre la salud de las personas.

Por otro lado, en cuanto a oligoelementos, es necesaria la suplementación de Zinc y Selenio son importantes, pues sus niveles plasmáticos se ven reducidos en hepatopatías.

La principal vitamina para mejorar la inflamación hepática es la Vitamna E. También la Vitamina D es importante, aunque el mecanismo de acción de esta vitamina en el Hígado Graso, no está bien dilucidado.

En los casos de Hígado Graso se debe evitar los alimentos ricos en fructosa, disminuir el consumo de zumos de frutas y preferiblemente comer la fruta entera. Ya que la fructosa no tiene regulación fisiológica y es metabolizada por el hígado, sometiéndolo a más estrés.

Como conclusión podemos decir que el hígado graso es una enfermedad que tiene muchas implicaciones en la salud personal, en los gastos de salud pública, pero al igual que otras enfermedades, se puede evitar con buenos hábitos de vida. Si bien no existe ningún medicamento que pueda curar ésta enfermedad, si hay en el mercado varios suplementos que pueden evitar los daños que produce.

Dr. Andrés Naranjo Cuélar. Médico y Cirujano (USCO – Colombia). Maestrando en Ciencias Avanzadas de la Nutrción Humana (VIU – España).

Katz, David. Friedman, Rachel. Nutrición Médica. Ed. Wolters Kluwer. 2015

Planas, Mercé. Pérez-Portobella, Cleofe. Fisiopatología aplicada a la nutrición. Ed. Mayo. 2011

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