La apnea del sueño engloba dos síndromes separados, la apnea obstructiva del sueño (OSA, obstructive sleep apnea) y la apnea del sueño central (CSA, central sleep apnea).
Apnea obstructiva del sueño (OSA).
Se caracteriza por ronquidos, somnolencia o fatiga diurna, aunque, menos frecuente puede cursar sin síntomas.
El diagnóstico se confirma con un estudio de sueño o polisomnografía, en que se clasifica la apnea en grado leve, moderado o severo, de acuerdo al número de episodios, la duración, el grado de caída en la saturación de oxígeno.
Imagen 1. Dibujo de la anatomía de la faringe y laringe. Fuente: https://ambientech.org/faringe
Esta patología ocurre por un colapso total o parcial de la faringe que provoca apnea o hipopnea respectivamente.
Imagen 2. La imagen muestra como la lengua y el paladar blando pueden bloquear la vía aérea durante el sueño. Fuente: https://www.nhlbi.nih.gov/es/salud/apnea-del-sueno/causas
Los episodios de colapso faríngeo se interrumpen cuando se activan los reflejos respiratorios, lo que ocasiona que el paciente se despierte.
La faringe es una estructura anatómica que hace parte del sistema digestivo y del sistema respiratorio, se encarga de impulsar el bolo alimenticio hacia el esófago y de ayudar a la respiración, además, es importante para la fonación (emisión de sonidos).
La faringe es una estructura compuesta exclusivamente de músculo y una capa de células que lo recubren (epitelio), estos músculos están altamente inervados para mantener la permeabilidad durante la vigilia, pero a la vez hace que la faringe se colapse muy fácil durante el sueño al relajarse la musculatura y por la inactividad de los nervios.
Por otro lado, el aumento de grasa en las estructuras de la faringe, que ocurre en la obesidad, puede agravar el problema porque disminuye la luz del conducto por donde pasa el aire. De hecho, del 40 al 60% de los casos de apnea obstructiva del sueño, obedecen a obesidad, una persona obesa tiene cuatro veces más riesgo de presentar apnea del sueño.
Otros factores que contribuyen son la presencia de pólipos o hipertrofia de cornetes, que hacen que la persona duerma con la boca abierta y la lengua cae hacia la parte posterior, obstruyendo la vía respiratoria.
La falta de oxigenación y el aumento del CO2 hace que el sistema nervioso se active, lo que hace que el individuo pase a una fase de sueño más ligera o se despierte.
Algunos factores de riesgo para esta condición son la obesidad, antecedentes familiares de apnea obstructiva del sueño y cualquier anormalidad anatómica que comprometa la luz de la vía aérea (síndrome de Down, hipertrofia de amígdalas, acromegalia, micrognatia, etc.), los hombres tienen dos veces más riesgo que las mujeres (Fauci & Kasper, 2023).
El diagnóstico confirmatorio se realiza con un estudio del sueño o polisomnografía, y una vez diagnosticado se debe buscar la causa de la obstrucción, por lo que es mandatorio una nasolaringofaringoscopia bajo sedación, en la que el otorrinolaringólogo busca anormalidades anatómicas en la faringe.
La apnea obstructiva del sueño es responsable de fatiga o somnolencia en el día, enfermedades cardíacas, cerebrovasculares, metabólicas y muerte súbita.
Esto ocurre porque la hipoxia durante el sueño estimula la liberación de proteínas relacionadas con la inflamación, aumenta las especies reactivas de oxígeno (ROS), aumentan la resistencia a la insulina y producen cambios cardiovasculares que dañan las células cardíacas (Fauci & Kasper, 2023).
Los pacientes con apnea obstructiva del sueño NO deben recibir medicamentos hipnóticos o sedantes, estos pueden agravar la sintomatología.
El tratamiento debe incluir cambios en el estilo de vida (alimentación, ejercicio, disminución de consumo de alcohol, eliminación del cigarrillo, establecer horarios para el sueño).
El CPAP es el dispositivo que se emplea para tratamiento de esta patología. Mejora la calidad de vida, el desempeño en el trabajo y los síntomas del estado de ánimo como depresión, fatiga y falta de energía (Fauci & Kasper, 2023).
El CPAP se administra a través de una mascarilla, genera presión positiva que mantiene la vía abierta, reduce el número de apneas durante el sueño y por tanto disminuye los despertares. Tiene el inconveniente de que es un artefacto extremadamente incómodo lo que dificulta su cumplimiento.
Además, no es efectivo para algunos tipos de apneas obstructivas de causa menos comunes, como algunas cuyo origen deriva de alteraciones del espacio retro palatino; para estos casos se hace necesaria cirugía para retirar tejidos de la faringe y que el aire pase más fácilmente.
Apnea del sueño de origen central (CSA).
Es menos frecuente y generalmente coexiste con la apnea obstructiva del sueño configurando una apnea mixta.
Ocurre por una sensibilidad mayor de los quimiorreceptores a los niveles de CO2 en sangre, ocasionando una respiración inestable (Eckert et al., 2007.).
El consumo de opiáceos (codeína, oxicodona), es otra causa de apnea de origen central.
Este tipo de apnea está muy relacionado con la presencia de insuficiencia cardíaca congestiva en el paciente, en un tipo de respiración denominado Cheynes-Stokes.
El tratamiento de la apnea del sueño de origen central es con oxígeno suplementario y tratando la causa de la misma, sin embargo, suele ser de difícil manejo.
Dr. Andrés Naranjo Cuéllar.
Médico y Cirujano.
MsC en Nutrición.
Bibliografía.
Fauci, A., & Kasper, E. (2023). Harrison Principios de Medicina Interna 21 Ed.