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Cuerpo mente y espíritu

Cuando pensamos en estrés, solemos imaginar situaciones puntuales: una entrevista de trabajo, la prueba final o una pelea con un compañero.

En la vida cotidiana, el estrés se vuelve crónico: un sentimiento constante de tensión que se extiende por semanas, meses o incluso años. La buena noticia es que el cuerpo tiene mecanismos para manejar el estrés, pero cuando estos mecanismos se sobrecargan, el riesgo de problemas de salud –especialmente cardiovasculares– aumenta significativamente.

El cuerpo y la mente están inextricablemente unidas y las afecciones de uno afectan al otro. Sin embargo, en la práctica médica actual los trastornos psiquiátricos y orgánicos se han disociado a tal punto, que se consideran entes apartes, cuando la realidad es que la misma causa puede afectar a las dos esferas: cuerpo y mente.

Condicionantes de la salud

Imagen 1. Esquema representativo de los condicionantes de la salud. Fuente OMS.

PRIMERA PARTE.

Generalidades sobre el estrés y la conexión cuerpo mente.

El estrés no es malo de por sí, pues se trata de un mecanismo adaptativo a un entorno que el individuo percibe como amenazante para su integridad psicológica o física, lo cual genera una reacción en el individuo (respuesta fisiológica), que se puede manifestar de diversas maneras.

El problema sucede cuando la persona no puede adaptarse y el estrés se prolonga en el tiempo por días, meses o años; en este caso, el sistema nervioso simpático (SNS) se activa con la liberación de neurotransmisores, el sistema endocrino (SE) libera hormonas y el sistema inmunológico (SI) también trabaja con liberación de citocinas manteniendo una respuesta inmunológica controlada.

La sobrecarga de los tres sistemas qué en realidad funcionan como uno solo, llamado sistema neuroendocrinoinmunológico (NEI), provoca una exceso de demanda de energía para mantener al cuerpo funcional, estado que en medicina se conoce con el nombre de condición de disestrés.

Estrés 1

Imagen 2. Esquema representativo del mecanismo de disestrés que condiciona la enfermedad. Este es el primer paso en el que un problema de adaptación al entorno (estrés), qué es básicamente un problema psíquico, se transforma en una sintomatología orgánica. El Sistema Nervioso Simpático (SNS) libera neurotransmisores excitatorios como la noradrenalina (NAD); El Sistema Endocrino, en este caso la glándula suprarrenal libera hormonas tipo cortisol; y el Sistema Inmunológico (SI) libera citocinas inflamatorias, verbigracia Interleleucina-1 (IL-1). La sobrecarga del sistema Neuroendocrinoinmunológico (NEI) requiere más energía para mantener el equilibrio, y predispone a enfermedad. Fuente: Elaboración propia.

Los estudios demuestran que la condición de disestrés predispone al organismo a la aparición de múltiples enfermedades.

Ahora bien, los mismos estímulos no desencadenan el proceso de estrés en todos los individuos, pues cada persona de acuerdo a sus experiencias anteriores, su tipo de personalidad y su carga genética, será capaz de lidiar en forma diferente con los problemas que se le presenten, concepto que se conoce con el nombre de Resiliencia.

Un estudio de la American Heart Association (AHA) publicado en 2023 mostró que adultos entre 25 y 65 años que reportan estrés crónico tienen un 20 % de riesgo mayor de padecer enfermedad coronaria que sus pares sin ese nivel de estrés. Otra investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que el estrés crónico puede contribuir al 50 % de la hipertensión global, una condición que a su vez es factor de riesgo principal para infartos y accidentes cerebrovasculares.

Con la creciente presión laboral, el auge de la tecnología y la constante disponibilidad de noticias, el estrés parece haber encontrado su nicho en la vida diaria. Pero, ¿qué sucede exactamente en nuestro cuerpo cuando el estrés se vuelve una constante? Y lo más importante: ¿cómo podemos proteger nuestro corazón?

SEGUNDA PARTE.

Fisiopatología del estrés.

El sistema nervioso simpático y la hipófisis liberan cortisol y adrenalina, preparando al cuerpo para la acción. En un episodio aislado, estos hormonas aumentan la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo cual es útil. Pero cuando se activan repetidamente y sin un período de recuperación, el cuerpo se vuelve “hipertrofiado” ante la tensión:

  • Aumento persistente de la presión arterial: el corazón late más rápido y con más fuerza, lo que daña las paredes arteriales con el tiempo.
  • Resistencia a la insulina: el cortisol aumenta los niveles de glucosa en sangre, lo que incrementa el riesgo de diabetes tipo 2, un conocido factor de riesgo cardiovascular.
  • Inflamación crónica: el estrés libera citocinas inflamatorias, que dañan las arterias y favorecen la formación de placa.

El estrés crónico no solo afecta el cuerpo; también altera el cerebro. El córtex prefrontal, encargado de la toma de decisiones y la regulación emocional, se vuelve menos activo. Esto puede llevar a:

  • Aumento de hábitos poco saludables: consumo de alcohol, tabaquismo, comida chatarra.
  • Dificultades en el sueño: la insomnio aumenta la presión arterial y reduce la capacidad de recuperación.
  • Aislamiento social: la fatiga mental puede hacer que las personas eviten actividades sociales, reduciendo el apoyo emocional que es clave para la salud cardiovascular.

Sistema Nervioso (SN).

Son principalmente los circuitos de los arcos reflejos neurales que controlan las respuestas conductuales y fisiológicas dentro del Sistema Nervioso Central (SNC) y el Sistema Nervioso Simpático (SNS) los que están implicados en la respuesta fisiológica al estrés.

Sistema Inmunológico (SI).

También llamada vía humoral, ocurre por una difusión de moléculas inflamatorias hacia la circulación, y pese a que las citocinas no atraviesan la barrera hematoencefálica (BBC), el endotelio vascular cerebral tiene receptores que activa la producción de prostaglandinas (PG) y óxido nítrico (NO) que modula los proceso neuroinflamatorios, los estudios han demostrado que una vez las citocinas alcanzan una concentración de 10 nM se activa la respuesta del sistema NEI.

Sistema Endocrino (SE).

La vía endocrina principal de comunicación es la activación del eje Hipotálamo -Hipófisis – Adrenal (HHA).

El núcleo paraventricular del hipotálamo (PVN), la adenohipófisis y la corteza de las glándulas suprarrenales son los principales componentes del HHA involucrados en la respuesta al estrés.

Sistema Hipotálamo Hipófisis Adrenal

Imagen 3. Representación esquemática de la respuesta del sistema hipotálamo – hipófisis – adrenal ante el estrés. La activación del sistema Neuroendocrinoinmunológico puede venir desde cualquiera de los tres sistemas, bien sea un aumento en la concentración de citocinas inflamatorias (10 nM), o activación del sistema simpático (neuronas sensoriales del núcleo rostral ventrolateral {RVM} de la médula espinal, que envían la señal directamente al hipotálamo).

El núcleo paraventricular (PVN) hipotálamo libera la hormona corticotropina (CRH) al plexo portal hipofisiario y estimula la adenohipófisis para que a su vez libere hormona adrenocorticotrópica (ACTH), que viaja a la corteza adrenal y estimula la biosíntesis de glucocorticoides (GC), el principal es el cortisol.

El cortisol es una molécula lipídica con receptores nucleares activando varias vías de transcripción que ejercen una función antiinflamatoria (represión de la vía NF-κβ).

El estrés agudo en algunas personas produce sintomatología vasovagal, ataques de pánico y exacerbación de migrañas. El estrés crónico predispone a infecciones por depleción del sistema inmune (SI), enfermedades autoinmunes, neurotoxicidad, trastornos psiquiátricos, Diabetes, disminución de la libido e inhibe la reproducción. Fuente: Elaboración propia.

Enfoque terapéutico en el tratamiento del estrés.

Estrategias para reducir el estrés.

Cuadro 1. Diversas estrategias para reducir el estrés.

En el proceso de estrés crónico la inflamación juega un papel importante y se debe instaurar un tratamiento temprano para revertirla, ya qué, su resolución es lenta, para esto se puede emplear el Guna anti IL-1. Simultáneamente se debe tratar el déficit serotoninérgico causado por deterioro del proceso metabólico de la conversión del Triptófano a 5HTP (serotonina) que es inducida por las citocinas inflamatorias, para esto el Guna 29 mood y el 5-HTP son alternativas viables.

Cambios en el estilo de vida – la base de todo

AcciónPor qué funcionaImplementación práctica
Ejercicio regularReduce cortisol, mejora la circulación y aumenta la resiliencia30 min de actividad moderada, 5 veces/semana (p. ej., caminar, nadar, ciclismo)
Alimentación saludableAlimentos ricos en antioxidantes y fibra reducen la inflamaciónDieta mediterránea: frutas, verduras, legumbres, aceite de oliva, pescado
Sueño de calidadEl sueño reparador regula el sistema nervioso autónomo7–9 hrs nocturnas, rutina de sueño constante, evitar pantallas 1 h antes
Hidratación adecuadaEl agua regula la presión arterial y mejora el metabolismoAl menos 2 l de agua al día, más en actividad física

Técnicas de manejo del estrés.

Cuadro 2. Técnicas de manejo del estrés, más allá de la actividad física.

  • Mindfulness y meditación: Estudios de 2022 (JAMA) mostraron que 10 min diarios reducen la presión arterial en 3–5 mmHg.
  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): Cambia patrones de pensamiento negativo que alimentan la tensión.
  • Respiración diafragmática: Alarga la exhalación, activa el nervio vago y disminuye la frecuencia cardíaca.
  • Tiempo en la naturaleza: Un paseo de 20 min en un parque reduce el cortisol en un 15 % (estudio de 2021).

Redes de apoyo para la salud emocional.

  • Grupos de apoyo: Compartir experiencias reduce el sentimiento de aislamiento y mejora la resiliencia.
  • Comunicación efectiva: Expresar necesidades y emociones evita la acumulación de tensión.
  • Terapia familiar o de pareja: Resuelve conflictos que pueden ser fuente de estrés crónico.

Medidas preventivas.

  • Control de presión arterial: Medir en casa o en el consultorio cada 6 meses.
  • Evaluación de lípidos: LDL y HDL, mínimo anual o según indicación médica.
  • Glucosa en ayunas o HbA1c: cada 6 meses, especialmente si hay antecedentes familiares de diabetes.
  • Pruebas de estrés cardiaco: si hay factores de riesgo, se recomienda ECG y, en casos seleccionados, pruebas de esfuerzo.

Papel de la tecnología.

  • Aplicaciones de mindfulness (Headspace, Calm) ofrecen sesiones guiadas de 5–20 min.
  • Relojes inteligentes que monitorean frecuencia cardíaca y detectan arritmias tempranas.
  • Apps de sueño que analizan patrones de sueño y ofrecen recomendaciones personalizadas.

Conclusiones.

El estrés crónico se ha convertido en uno de los silenciosos sabotajes de la salud cardiovascular en adultos de 20 a 60 años. La evidencia científica no deja lugar a dudas: un estilo de vida que reduzca el estrés, una alimentación equilibrada, ejercicio regular y una red de apoyo sólida son los pilares para proteger el corazón.

Sin embargo, la buena noticia es que el cambio es posible y accesible. Empezar con pequeñas acciones, como dar un paseo de 10 min al día, o tomar un minuto para respirar profundamente antes de una reunión, puede marcar la diferencia a largo plazo. Si notas que el estrés se vuelve abrumador, buscar ayuda profesional (psicólogo, psiquiatra, entrenador personal) es una inversión valiosa en tu salud futura.

Recuerda que cuidar tu corazón no es solo una cuestión de medicina, sino de bienestar integral. Al reconocer el estrés, comprender su impacto fisiológico y aplicar estrategias efectivas, puedes convertir la tensión en una fuerza que impulsa tu salud, no que la socava.

¡Cuida tu corazón, cuida tu vida!

Dr. Andrés Naranjo Cuéllar

Médico y Cirujano.

MsC. Nutrición

Bibliografía

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