La vitamina A se ha relacionado con la salud ocular, pero también desempeña un papel importante en el sistema inmune, reproducción masculina y femenina, desarrollo fetal.
La vitamina A científicamente tiene el nombre de all-trans-retinol, y puede proceder de fuentes naturales o ser sintetizado.
La diferencia de la vitamina A de los retinoides, es que estos últimos tienen una estructura química similar a la vitamina A, pero, pueden o no tener los efectos fisiológicos de ella. Sin embargo, en la literatura los dos términos frecuentemente se usan indistintamente (Marriott et al., 2020).
Clasificación (Haufabrooks & Hayes, 2023).
La vitamina A se puede encontrar en plantas y animales.
Vitamina A preformada.
A su vez este tipo de vitamina A se encuentra naturalmente en dos formas, retinol y esteres de retinil. Principales fuentes pescados e hígado.
Provitamina A.
Derivado de las plantas, principalmente carotenoides.
Funciones de la vitamina A
La principal, pero no única función de la vitamina A, es en la salud visual. La vitamina A es esencial para la formación de la rodopsina, una molécula que tiene la función de activarse con la luz, para convertir la energía lumínica, en energía eléctrica que va al cerebro.
Imagen 1. Estructura química del cambio conformacional de la molécula de retinal (Vitamina A), que pasa de una conformación 11-cis retinal a trans-retinal al recibir la luz. Este cambio conformacional actúa como interruptor sobre el receptor GPCr que activa una señal eléctrica que viaja al cerebro.
Otra de las funciones importantes de la vitamina A es servir para el desarrollo y crecimiento celular, así que la piel y el sistema inmunológico, que tienen alto nivel de recambio celular, necesitan de la vitamina A para funcionar bien.
Una función menos conocida de la del ácido retinoico, es la de regulador de la transcripción de varios genes a través de seis receptores celulares conocidos, RARα, RARβ, y RARγ, RXRα, RXRβ, RXRγ.
Fuentes de vitamina A
La fuente principal de vitamina A son los β-carotenos. Estos pigmentos, que pueden ser naranja, rojo o amarillo, se encuentran naturalmente en las zanahorias, la calabaza, las espinacas, brócoli, pimentón, mangos, melón, peras, salmón, atún e hígado.
Imagen 2. Fuentes de vitamina A https://www.vitonica.com/minerales/top-13-de-alimentos-ricos-en-vitamina-a
Vale la pena aclarar, que no todos los β-carotenos son capaces de convertirse en vitamina A.
Metabolismo de la vitamina A.
El β-caroteno que ingresa al lumen intestinal, es rápidamente degradado por enzimas hidrolasas, primero a retinaldehído y luego a retinol.
El retinol ingresa al enterocito, y mediante unos procesos químicos, y se distribuye en el organismo a través de unos transportadores de lípidos llamados quilomicrones y RBP4, que descargan la vitamina A en los diferentes tejidos (D’Ambrosio et al., 2011).
La ausencia del transportador RBP4 en humanos, es causa de ceguera nocturna o ceguera total. El hígado es el principal órgano de almacenamiento de la vitamina A.
La absorción del β-caroteno en el intestino, está autorregulado por las concentraciones de vitamina A en sangre.
Si los niveles de vitamina A en sangre son bajos, entra en la célula, y se une al receptor nuclear de ácido retinoico, lo que provoca la expresión de proteínas (SR-B1), que ayudan a mejorar la absorción intestinal del β-caroteno.
Una vez llega a la célula, el caroteno (que también puede ingresar a la circulación sanguínea) se convierte en retinol, que sí es capaz de entrar a la célula.
Ya dentro de la célula, el retinol se convierte en retinaldehido y luego a ácido retinoico.
El ácido retinoico tiene la capacidad de unirse a receptores nucleares y activan la transcripción de más de 500 genes.
Dentro de estos genes, hay dos proteínas supremamente importantes para el mismo metabolismo de la vitamina A, ya mencionadas anteriormente (SR-B1 y RBP4).
Imagen 3. Ver descripción arriba. Fuente: Elaboración propia.
La vitamina A, tiene la capacidad de almacenarse en el hígado, de tal forma, que una persona normal puede durar meses sin ingesta de vitamina A, antes de que se le presenten síntomas.
Hipovitaminosis A.
Los niños son más susceptibles a la deficiencia de vitamina A. El primer síntoma que se manifiesta es la xeroftalmia, que produce ceguera nocturna, si no se corrige puede evolucionar a úlceras corneales.
Debido a la alteración del sistema inmune, los niños se vuelven más susceptibles a infecciones intestinales.
El biomarcador confirmatorio es la deficiencia de retinol en suero, sin embargo, su interpretación tiene algunas restricciones, como episodios de enfermedad infecciosos.
Los requerimientos diarios de vitamina A son de 900 microgramos día. Anteriormente la vitamina A se medía en Unidades Internacionales. (1 UI = 0,3 microgramos).
la hipovitaminosis A es frecuente en pacientes que tienen una enfermedad crónica, como fibrosis quística, o alcoholismo.
Pero es una calamidad en países en subdesarrollados. La organización mundial de la salud (OMS) estima que existen 19 millones de niños en edad preescolar con déficit de vitamina A, de estos, de 250 a 500 mil quedarán ciegos cada año.
Hipervitaminosis A.
La toxicidad por vitamina A es un desorden poco frecuente, se produce por excesivo consumo de alimentos ricos o por abuso de suplementos.
Los niveles de retinol en suero no siempre se relacionan con la gravedad de la hipervitaminosis.
Los síntomas son variados: visión doble, vómito, dolor abdominal, sudoración y alteración del estado de conciencia, dolor de cabeza e irritabilidad.
Una vez se suspende la causa de la hipervitaminosis, la recuperación ocurre entre 1 a 4 semanas siguientes.
Pero el daño más peligroso e irreversible es la teratogenicidad, esta condición se ha presentado en mujeres que han quedado embarazadas en tratamiento con Isotretinoina, un medicamento para el acné (Kam et al., 2012).
Conclusión.
Aunque la vitamina A es necesaria para la salud humana, se debe obtener preferiblemente de fuentes naturales. La suplementación debe ser vigilada por un profesional de la salud experimentado.
Dr. Andrés Naranjo Cuéllar.
Médico y Cirujano.
MSc en Nutrición.
Bibliografía.
D’Ambrosio, D. N., Clugston, R. D., & Blaner, W. S. (2011). Vitamin A metabolism: An update. Nutrients, 3(1), 63–103. https://doi.org/10.3390/NU3010063
Haufabrooks, E., & Hayes, W. (2023). History of Food and Nutrition Toxicology (1st ed.). Elsevier.
Kam, R. K. T., Deng, Y., Chen, Y., & Zhao, H. (2012). Retinoic acid synthesis and functions in early embryonic development. Cell and Bioscience, 2(1). https://doi.org/10.1186/2045-3701-2-11