El mercurio es un metal líquido color plateado, extremadamente tóxico para el organismo humano.
Una vez el mercurio ingresa al cuerpo, puede durar varios años causando un daño lento y constante, principalmente en hígado y cerebro. Pueden pasar varias décadas antes de que su acumulación de los primeros síntomas.
Formas de Mercurio.
Forma metálica (Mercurio Elemental).
Esta forma es rara en la naturaleza, normalmente se extrae del cinabrio mediante calor
Imagen 1 Cinabrio (Sulfuro de Mercurio, HgS) antiguamente se utilizaba como pigmento y para hacer joyas, ha entrado en desuso por su toxicidad.
Formas inorgánicas.
Cloruro de Mercurio (Hg2Cl2) o calomelano, es un mineral natural, fue utilizado como diurético y purgante en Estados Unidos en el siglo XVIII, causando varias muertes por intoxicación, por lo que actualmente está prohibido su uso.
Imagen 2. Calomelano compuesto inorgánico natural cuyo principal componente es el mercurio.
Formas orgánicas.
Las especies organomercuriales incluyen el metilmercurio (CH3Hg), el dimetilmercurio ((CH3)2Hg), el etilmercurio (C2H5Hg) y el fenilmercurio (C6H5Hg).
Estos compuestos son generados por microorganismos acuáticos a partir de formas inorgánicas lo que origina la bioacumulación en toda la cadena alimenticia, en la medida en qué, son consumidos por peces pequeños, que luego son comidos por peces más grandes, hasta llegar al ser humano.
Metabolismo del Mercurio.
El mercurio puede ingresar al organismo por la ingesta, y también inhalado, ya que es un metal altamente volátil que forma vapores, también puede absorberse a través de la piel.
Anteriormente las amalgamas en tratamientos odontológicos también eran fuente importante de mercurio.
Otra fuente importante de contaminación por mercurio son los suplementos naturales de baja calidad , en un estudio realizado en el 2012 de 121 suplementos testeados en Estados Unidos, 8 mostraron niveles de mercurio superior al permitido.
Una vez se absorbe, la mayor parte del mercurio inorgánico se acumula en riñón e hígado, ya que las formas inorgánicas no pueden atravesar la barrera hematoencefálica.
Sin embargo, una gran parte del mercurio inorgánico absorbido se une con grupos que contienen Azufre (S) o grupos tiol (SH), desencadenando una falla en el sistema antioxidante endógeno.
La razón en la falla del sistema antioxidante endógeno (Sistema Glutatión) es porque desplaza las selenoproteínas (proteínas ricas en selenio), indispensable para que los antioxidantes endógenos funcionen de manera adecuada.
Además, el mercurio metálico y el mercurio inorgánico al unirse a los grupos tiol, se convierten en mercurio orgánico, que ahora sí es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica y acumularse en el cerebro.
El problema con el mercurio metálico e inorgánico, es que queda atrapado en el la circulación entero – hepática, dando vueltas en círculos una y otra vez, hasta que de alguna manera se una a una a un grupo metilo o tiol y se conviertan en mercurio orgánico que pueda entrar al cerebro, o que por el contrario, el ciclo sea interrumpido por un quelante que pueda atrapar y eliminar el mercurio por vía fecal.
Imagen 3. Imagen representativa del “atrapamiento” del mercurio inorgánico y metálico en la bilis en la circulación entero – hepática. El atrapamiento se interrumpe en el momento en que el mercurio inorgánico y metálico se unan a un grupo tiol o metilo, para que pueda entrar en el sistema nervioso central o hasta que sea eliminado por un quelante.
Efectos nocivos del mercurio en el cuerpo humano.
Hay tres órganos altamente afectados por la presencia de mercurio: El sistema nervioso central, el hígado y el riñón.
Los síntomas neurológicos comunes son déficit sensoriales, parestesias, lenguaje lento, marcha inestable, debilidad muscular generalizada, irritabilidad, pérdida de memoria, trastornos en el ciclo del sueño y el principal síntoma psiquiátrico es la depresión.
Los efectos más devastadores se presentan en niños menores de cinco años en los que el desarrollo neurológico se ve afectado de diversas formas.
Interacciones moleculares del mercurio.
A nivel molecular, como se dijo antes, el mercurio es altamente afín con el grupo selenol (-SeH). Esta afinidad compromete el funcionamiento de las selenoproteínas, principalmente el Glutation, por lo que la capacidad del sistema antioxidante endógeno a nivel de hígado, riñón y sistema nervioso se ve afectado, llevando a un incremento intracelular de Especies Reactivas de Oxígeno (ROS).
Además el mercurio también es afín con los grupos tiol (SH) por lo que una familia de proteínas ricas en grupos tiol, las tiorredoxinas (Trxs), implicadas en la fosforilación oxidativa de la mitocondria, también se ven afectadas.
Al ser la mitocondria el organelo blanco del mercurio, esta deja escapar contenido de su interior, principalmente citocromo, activando la vía de la apoptosis interna mediada por caspasas, con la consecuente muerte celular.
Otro efecto que se provoca es alteración en la homeostasis del calcio, provocando incremento intracelular de calcio por sobreexpresión del receptor NMDA, lo que lleva a exitotoxicidad.
Cómo evitar los daños del mercurio.
No se trata de dejar de comer pescado, esa no es la solución, los pescados azules como el salmón y el atún tienen omega-3, que es necesario para la salud neurológica y cardiovascular.
El grado de contaminación actual es tal, que se vuelve imprescindible practicarse al menos una vez al año un programa de DETOX que incluya el uso de un quelante de metales pesados.
En mi experiencia personal recomiendo ampliamente el ZeoHelp (Clinoptilolite), que tiene varias ventajas:
- Quelante de varios xenobióticos.
- Económico y fácil de usar.
- Carece de efectos adversos.
Dr. Andrés Naranjo Cuéllar
Médico y Cirujano.
MsC en Nutrición.
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